La importancia de alcanzar un empleo para las personas con discapacidad, ademÔs de consistir en una fuente de ingresos, viene siendo considerado un factor de primera magnitud para promover su inclusión social y su calidad de vida a través del empleo.
El mundo laboral de hoy y muy especialmente en nuestro medio requiere de un modelo de trabajador, que implica una modificación de pautas, hÔbitos y conductas, un cambio en las formas de hacer y de pensar que no suele resultar fÔcil. MÔs aún, debe ser para una persona con discapacidad por las exigencias que tiene que afrontar y las diversas situaciones que la sociedad impone. La formación se presenta mÔs que nunca como un elemento fundamental para ayudar a afrontar estos cambios, asà como para desarrollar nuevas habilidades y competencias que la sociedad empresarial demanda.
En este medio competitivo el que una persona con discapacidad alcance una calificación especĆfica o especialización profesional sólida no es suficiente, requiere un conjunto de competencias transferibles y versĆ”tiles de carĆ”cter amplio. El intento de alcanzar el perfil del "Trabajador ideal" requiere una serie de indicadores relacionados fundamentalmente con la capacidad de la persona para adaptarse a los nuevos modos de trabajar basados en el uso de sus recursos psicológicos, familiares y sociales, asĆ como de la formación y experiencia en todo sentido. Las personas con discapacidad no estĆ”n ajenas a estos aspectos, la medición es igual para todos cuando se trata de evaluar suficiencia, dominio y habilidades laborales.
La ocupabilidad se encuentra en un proceso de continuos cambios, que conlleva al riesgo de que ciertos segmentos de la fuerza de trabajo queden excluidos de este proceso. Los trabajadores de hoy en dĆa deberĆ”n ser polivalentes y multifuncionales. Las personas con discapacidad, son un grupo vulnerable y propenso a ser considerado dentro de este sector de riesgo, si es que no propician los cambios esperados. Porque no sólo deben prepararse como todos, sino deben conseguir la aceptación social para que se les brinde la oportunidad de demostrar sus cualidades y capacidades, tanto en el nivel de la productividad y calidad en el desempeƱo laboral.
Antes de explicar el perfil de competencias laborales de las personas con discapacidad, es necesario, referirse a los pasos previos que ellos deben realizar para tener un conocimiento de sus competencias. En primer lugar, deben de identificar sus intereses, motivaciones, necesidades y habilidades, asà como su inclinación profesional, su formación y experiencia laboral para aspirar a una ocupación. Luego, darle un valor o peso de manera realista a estas cualidades, para conocer cuÔl s su verdadera preparación, para después, compararlas con las exigencias y requisitos del mercado laboral y de esta manera visualizar sus fortalezas y debilidades personales. Por último, desarrollar un plan de acción que le permita disminuir las diferencias entre su perfil laboral y los requerimientos del puesto a postular. Es decir, efectuar un proceso de anÔlisis, reflexión y de decisiones que favorezca la definición de sus objetivos laborales.
Claro estÔ que la forma de explorar el proceso de conocimiento de si mismo sobre sus competencias dependerÔ del tipo de discapacidad, de la personalidad y los sistemas de apoyo con que cuentan estas personas. En muchos casos, como también lo hacen las personas sin discapacidad, pueden acudir a los Centros especializados o especialistas entendidos en la materia para recibir una orientación vocacional y/o profesional para optimizar su repertorio de cualidades personales y laborales.
La competencia laboral en términos generales, se ha definido como una capacidad de hacer, de efectuar las funciones de una ocupación claramente especificada conforme a los resultados deseados.
Por lo tanto, se puede visualizar como un repertorio de comportamientos que alguna persona domina vinculados a una tarea o a una actividad. Para ello, las personas con discapacidad deben tener como atributos bĆ”sicos las siguientes caracterĆsticas en su perfil laboral:
- Iniciativa: Capacidad para ser activo en la bĆŗsqueda de soluciones y nuevas ideas.
- Motivación: Implica acciones e iniciativas en relación a una preferencia.
- Autoestima: Imagen positiva de uno mismo en cuanto a las propias capacidades, habilidades, conocimientos y actitudes de vida.
- Constancia: Capacidad para perseverar en las propias intenciones y finalizar las tareas iniciadas.
- Capacidad de autocontrol: Control de la ansiedad y tolerancia a la frustración ante situaciones problemÔticas o conflictivas.
- Autoorganización: Capacidad para administrar adecuadamente su tiempo y para priorizar situaciones.
- Capacidad para relacionarse: Participa como miembro de un equipo.
- Capacidad para adquirir nuevos conocimientos: Disposición para el aprendizaje.
- Capacidad de autocrĆtica: Capacidad para mirarse a si mismo y reflexionar acerca de sus comportamientos.
- Responsabilidad: Cumplir con sus obligaciones y deberes.
Se ha tratado de agrupar en forma general las cualidades mĆ”s resaltantes que una persona con discapacidad debe tener en su perfil laboral. Claro estĆ”, que estas cualidades se van a apreciar en mayor o menor grado, dependiendo del tipo de discapacidad, caracterĆsticas de personalidad, sistemas de apoyo y las preferencias ocupacionales.
Las personas con discapacidad deben ser realistas ante la diversidad de posibilidades de formación y de ocupaciones existentes para escoger la que mÔs se ajusta a su perfil de competencias laborales. DeberÔn tener en cuenta las condiciones propias de su discapacidad que se acople a un Ôrea determinada de formación o de ocupación. Es decir, que exista una congruencia entre el interés personal, la aptitud y las competencias requeridas.
Los perfiles laborales de las personas con discapacidad deben ajustarse a los requerimientos de las exigencias del puesto al que aspira. Emparejar a la persona idónea con el trabajo idóneo, viene a ser el elemento crucial para ofrecer un perfil realista y preciso al empresario que busca personal calificado, productivo y competitivo.
Finalmente se debe resaltar la vital importancia y necesidad de la participación de la familia en el proceso de la integración socio laboral de la persona con discapacidad, que se constituye en el pilar fundamental para contribuir al crecimiento emocional, la interiorización de valores, la motivación y la retroalimentación de las competencias laborales, sin dejar de destacar que las personas con discapacidad deben ser sujetos activos, participantes de su propio proceso y responsables directos de su éxito profesional.
En conclusión, puede afirmarse que las personas con discapacidad pueden integrarse en todo tipo de empresas, compitiendo de igual a igual en los niveles de productividad, de eficiencia y competitividad, siempre y cuando se ubiquen en el puesto correcto compatible con su perfil ocupacional y se les brinde los sistemas de apoyo requeridos dependiendo de su tipo de discapacidad, para su normal desempeño laboral.
Autor
Jorge Landauro Quiñe, psicólogo con Postgrado en
Integración de Personas con Discapacidad en la Universidad de Salamanca
Fuente: Solidaridad Ditig@l, 16 de agosto 05
Integración de Personas con Discapacidad en la Universidad de Salamanca
Fuente: Solidaridad Ditig@l, 16 de agosto 05

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