Fuente: Red Incluye
Por MatĆas NicolĆ”s Poblete Sandoval
Persona en situación de discapacidad visual
Educador Diferencial, Mención Discapacidad Intelectual
Fundador y presidente de la Red Fundación Chilena para la Discapacidad.
La inclusión laboral de las personas en situación de discapacidad, hoy es una problemÔtica, que por mucho tiempo se ha abordado por distintas instituciones de carÔcter privado, con o sin fines de lucro, y también, de forma incipiente algunos organismos del Estado han promovido y buscado resguardar el derecho a la participación socio-laboral de las personas en situación de discapacidad.
En el último tiempo, ha tomado fuerza la necesidad de establecer mecanismos que contribuyan a disminuir las brechas que persisten entre el derecho inherente y la gama de ofertas de trabajo que respondan a los requerimientos de las personas en situación de discapacidad, generÔndose la posibilidad de que el Poder Ejecutivo impulse una legislación para establecer un sistema de inclusión laboral que permita a las personas en situación de discapacidad participar en igualdad de oportunidades en el contexto de un empleo.
Persona en situación de discapacidad visual
Educador Diferencial, Mención Discapacidad Intelectual
Fundador y presidente de la Red Fundación Chilena para la Discapacidad.
La inclusión laboral de las personas en situación de discapacidad, hoy es una problemÔtica, que por mucho tiempo se ha abordado por distintas instituciones de carÔcter privado, con o sin fines de lucro, y también, de forma incipiente algunos organismos del Estado han promovido y buscado resguardar el derecho a la participación socio-laboral de las personas en situación de discapacidad.
En el último tiempo, ha tomado fuerza la necesidad de establecer mecanismos que contribuyan a disminuir las brechas que persisten entre el derecho inherente y la gama de ofertas de trabajo que respondan a los requerimientos de las personas en situación de discapacidad, generÔndose la posibilidad de que el Poder Ejecutivo impulse una legislación para establecer un sistema de inclusión laboral que permita a las personas en situación de discapacidad participar en igualdad de oportunidades en el contexto de un empleo.
En conformidad a la tónica contextualizadora indicada en lĆneas anteriores, quisiera sacar a la luz dos elementos trascendentales para que los esfuerzos que hoy se estĆ”n organizando y orquestando en beneficio de la inclusión laboral de las personas en situación de discapacidad, tengan los resultados que las mismas personas beneficiadas y los precursores de esta iniciativa esperan alcanzar.
La construcción de la identidad de la persona en situación de discapacidad:
Las mĆŗltiples barreras existentes en el contexto de las personas en situación de discapacidad le otorgan un sentido heterónomo a su identidad, caracterizando a la persona desde una mirada negativa, lo que se genera a partir de las preconcepciones y actitudes que la sociedad manifiesta frente a la discapacidad. Prueba de lo anterior es que, en el discurso popular, una persona en situación de discapacidad es nominada como una persona que “le falta un pie”, “no escucha”, “no ve”, “no entiende”, “tiene problemas de aprendizaje”, “tiene problemas para socializar” … Sin lugar a dudas que el uso del lenguaje incide en la construcción de la identidad de la persona en situación de discapacidad, pero es importante considerar que el lenguaje es solo una forma de expresión de las preconcepciones y actitudes que una persona puede tener, en este caso en particular, en torno a la discapacidad.
En mi opinión, el origen de la exclusión de las personas en situación de discapacidad, son las preconcepciones y actitudes manifestadas en el lenguaje; de esta forma existe una arista mĆ”s negativa, en la que la absoluta segregación es la tónica preconizante; por otra parte, existe una arista de exclusión que denominarĆ© “especializada”, la cual tiene una menor carga negativa, pero que sin lugar a dudas afecta considerablemente al sentido real completo de la inclusión, y me refiero a la “construcción de mundos paralelos” en los cuales conviven principalmente personas en situación de discapacidad, acompaƱadas de sus familias y profesionales de apoyo, ocasionando que por ejemplo, la escuela especial no pueda certificar competencias laborales o siquiera la equivalencia a la enseƱanza media, en desmedro del futuro laboral de sus estudiantes.
Son estas formas de exclusión las que hoy generan que un importante número de personas en situación de discapacidad se encuentren desocupadas, no porque no tengan nada que hacer, si no que, la identidad que el propio contexto forjó en ellas, les limita para incorporarse en igualdad de condiciones al mundo del trabajo.
El contexto socio-laboral:
Una de las iniciativas que mĆ”s resuena en relación a la propuesta legislativa de inclusión laboral, es el establecimiento de una “Ley de Cuotas” para instituciones del sector pĆŗblico y para las grandes empresas del sector privado. Lo anterior supone la necesidad de que cada institución empleadora realice una serie de ajustes necesarios para atender a los requerimientos de las personas en situación de discapacidad que posiblemente podrĆan ser contratadas, lo que conlleva una serie de complejidades que hoy se soslayan en la propuesta del Poder Ejecutivo.
En realidad, sabemos que cualquier adecuación de infraestructura no es la mayor complicación que un empleador deberĆ” enfrentar en el camino de la inclusión laboral de personas en situación de discapacidad, puesto que, las barreras que deberĆ” eliminar para solo permitir la incorporación de dichas personas serĆ”n variadas y a mi juicio, una “Ley Impositiva” que no entregue herramientas e incentivos para apoyar la gestión de la institución empleadora, no tendrĆ” los resultados esperados y la aceptación social que se busca alcanzar. En este contexto, creo que una “Ley de Cuotas” que establece la obligatoriedad de contratar a personas con ciertas caracterĆsticas no serĆ” por sĆ misma la solución que propicie la inclusión laboral de las personas en situación de discapacidad, mĆ”s bien, solo resguardarĆ” que las personas en situación de discapacidad alcancen un puesto de trabajo, pero nadie les podrĆ” asegurar que las demandas de ese puesto se ajusten a sus requerimientos o que recibirĆ”n los apoyos necesarios para ejercer sus funciones en igualdad de oportunidades y para permanecer exitosamente en un puesto de trabajo.
La construcción de la identidad de la persona en situación de discapacidad:
Las mĆŗltiples barreras existentes en el contexto de las personas en situación de discapacidad le otorgan un sentido heterónomo a su identidad, caracterizando a la persona desde una mirada negativa, lo que se genera a partir de las preconcepciones y actitudes que la sociedad manifiesta frente a la discapacidad. Prueba de lo anterior es que, en el discurso popular, una persona en situación de discapacidad es nominada como una persona que “le falta un pie”, “no escucha”, “no ve”, “no entiende”, “tiene problemas de aprendizaje”, “tiene problemas para socializar” … Sin lugar a dudas que el uso del lenguaje incide en la construcción de la identidad de la persona en situación de discapacidad, pero es importante considerar que el lenguaje es solo una forma de expresión de las preconcepciones y actitudes que una persona puede tener, en este caso en particular, en torno a la discapacidad.
En mi opinión, el origen de la exclusión de las personas en situación de discapacidad, son las preconcepciones y actitudes manifestadas en el lenguaje; de esta forma existe una arista mĆ”s negativa, en la que la absoluta segregación es la tónica preconizante; por otra parte, existe una arista de exclusión que denominarĆ© “especializada”, la cual tiene una menor carga negativa, pero que sin lugar a dudas afecta considerablemente al sentido real completo de la inclusión, y me refiero a la “construcción de mundos paralelos” en los cuales conviven principalmente personas en situación de discapacidad, acompaƱadas de sus familias y profesionales de apoyo, ocasionando que por ejemplo, la escuela especial no pueda certificar competencias laborales o siquiera la equivalencia a la enseƱanza media, en desmedro del futuro laboral de sus estudiantes.
Son estas formas de exclusión las que hoy generan que un importante número de personas en situación de discapacidad se encuentren desocupadas, no porque no tengan nada que hacer, si no que, la identidad que el propio contexto forjó en ellas, les limita para incorporarse en igualdad de condiciones al mundo del trabajo.
El contexto socio-laboral:
Una de las iniciativas que mĆ”s resuena en relación a la propuesta legislativa de inclusión laboral, es el establecimiento de una “Ley de Cuotas” para instituciones del sector pĆŗblico y para las grandes empresas del sector privado. Lo anterior supone la necesidad de que cada institución empleadora realice una serie de ajustes necesarios para atender a los requerimientos de las personas en situación de discapacidad que posiblemente podrĆan ser contratadas, lo que conlleva una serie de complejidades que hoy se soslayan en la propuesta del Poder Ejecutivo.
En realidad, sabemos que cualquier adecuación de infraestructura no es la mayor complicación que un empleador deberĆ” enfrentar en el camino de la inclusión laboral de personas en situación de discapacidad, puesto que, las barreras que deberĆ” eliminar para solo permitir la incorporación de dichas personas serĆ”n variadas y a mi juicio, una “Ley Impositiva” que no entregue herramientas e incentivos para apoyar la gestión de la institución empleadora, no tendrĆ” los resultados esperados y la aceptación social que se busca alcanzar. En este contexto, creo que una “Ley de Cuotas” que establece la obligatoriedad de contratar a personas con ciertas caracterĆsticas no serĆ” por sĆ misma la solución que propicie la inclusión laboral de las personas en situación de discapacidad, mĆ”s bien, solo resguardarĆ” que las personas en situación de discapacidad alcancen un puesto de trabajo, pero nadie les podrĆ” asegurar que las demandas de ese puesto se ajusten a sus requerimientos o que recibirĆ”n los apoyos necesarios para ejercer sus funciones en igualdad de oportunidades y para permanecer exitosamente en un puesto de trabajo.
Concluyendo el presente escrito, quiero destacar la necesidad de que se promueva y promulgue una normativa que aborde la inclusión laboral desde un enfoque integral, que derribe las barreras que desde la base impiden la inclusión laboral de las personas en situación de discapacidad, incidiendo en la formación de su propia identidad, y que, no solo asegure cupos laborales, sino que, promueva el desarrollo de espacios laborales inclusivos, los cuales no se constituirĆ”n por la sola presencia de las personas en situación de discapacidad, ya que, mĆ”s bien, un espacio laboral inclusivo contempla la implementación de acciones y estrategias que permitan que una persona en situación de discapacidad pueda desempeƱarse en un puesto de trabajo en igualdad de condiciones. La no existencia de una normativa integral en el Ć”mbito de la inclusión laboral, determinarĆ” que una “Ley Discapacitada” establezca las condiciones y las medidas de acción, las cuales entregarĆ”n un beneficio, aunque deficiente, a las personas en situación de discapacidad.



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